Compañía de Jesús en Galicia

Compañía de Jesús en Galicia

Plataforma Apostólica

MAG+S

MAG+S es una propuesta actual de vida cristiana desde la espiritualidad ignaciana para jóvenes de 18 a 30 años, universitarios o profesionales.

Es un “IR A MÁS”… no acomodarse en lo ya conocido o conseguido, sino buscar vivir con intensidad y dar el máximo de uno mismo.

Es un “MÁS AÚN”… que indica un estilo de vida propio, cristiano, marcado por la fe en Jesús.

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COLEGIOS

Casi dos millones y medio de niños y niñas estudian en nuestros 4.000 colegios en todo el mundo. De ellos, 69 en España, 2 en Galicia. Queremos que la formación integral que impartimos en nuestros centros sea el gran factor de cambio de nuestra sociedad.

La presencia de la Compañía de Jesús en Galicia hereda una larga historia que no se limita al presente. Estamos próximos a cumplir 150 años de presencia en esta comunidad. Estamos formando a más de tres mil jóvenes en nuestros colegios, con un equipo docente de 250 profesores.

Colegio Apóstol Santiago (Vigo)

Colegio Santa María del Mar (A Coruña)

Colegio Mayor Universitario San Agustín (Santiago de Compostela)

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Colegio Apóstol Santiago de Monterrei, primero de Galicia de la Compañía de Jesús (IV)

Al III Conde don Alonso le sucedió su hijo Jerónimo de Acevedo. El año 1562 vino desde Salamanca, donde vivía, a tomar contacto con sus estados y con el colegio. A su muerte en 1564 le sucedió su esposa doña Inés de Velasco y Tovar, quedando como administradora del condado y tutora de sus hijos. Era hija de los marqueses de Berlanga de Duero, muy unida con lazos de sangre a la nobleza sobre todo a la fami­lia Olivares.

La condesa viuda, que era una mujer extraordinaria, poseía, ade­más, un admirable sentido social. Vino a vivir a Monterrei, preo­cupada por la marcha del colegio y de sus súbditos. Nada más lle­gar envió a sus hijos Gaspar y Baltasar a las aulas regiomontanas para que gozasen el fruto común, crianza y enseñanza de este Colegio de que gozaban los hijos de sus vasallos. Con el tiempo llegarían a ser personajes importantes en la historia de España, como veremos. Tuvo también una hija, María Pimentel de Fonseca, casada con el conde de Olivares, que, por su vida ejem­plar fue llamada «la santa condesa» y mereció una biografía escri­ta por su confesor el P Juan Cetina. Dueña de una fecundidad bíblica, doña María engendró diez hijos, uno de los cuales fue el conde duque de Olivares, el célebre valido de Felipe IV. Otra fue doña Leonor de Guzmán, esposa del VI conde de Monterrei.

Doña Inés, deseosa de organizar mejor la vida de los habitantes del condado, redactó unas minuciosas Ordenanzas con ayuda del P. Martín Gutiérrez, y que no dieron el resultado apetecido. A pesar de ello, nuestra condesa no cayó en el desánimo y se preocupó ardientemente por el buen funcionamiento del colegio.

Curiosamente, tuvo la intuición femenina de que a los estudios de Gramática, Filosofía y Teología (línea curricular del colegio) les faltaba la base imprescindible, como era una escuela de niños. San Ignacio no había aceptado este grado por la escasez de jesuitas. (Constituciones 451). La práctica posterior demostró su gran importancia y casi todos los colegios lo establecieron.

La Escuela infantil empezó a funcionar en 1575 a cargo de dos maestros denominados «ludimagistri». Uno de los primeros fue el H. Antonio Rodríguez, nacido en Vilaza, del que conserva­mos, manuscrito, el estupendo libro de abecedarios a color con que enseñaba a sus alumnos. Con la escuela básica, se completa­ba lo que era el Estudio general de Monterrei.

Al mismo tiempo, doña Inés de Velasco animaba a la Compañía a coronar gloriosamente el Estudio convirtiéndolo en Universidad. Esta idea ya la había tenido don Alonso, el fundador, hombre entendido en estas materias por haber sido patrono de la de Santiago.

Sin embargo, el proyecto más inmediato parece datar del año 1569. cuando viene el Provincial de Castilla, el P. Gil González Dávila (toledano, 37 años) hombre de experiencia y prestigio generalizados. Escribiendo al P. Francisco de Borja a Roma, reco­nocía el gran fruto que hacía el colegio. Pero toca enseguida el registro de las percepciones exógenas y afirma que «el Reino de Galicia es de gente tan inculta como bárbara» Entonces ¿cómo se podía pensar en crear allí una universidad?

El Provincial se entrevistó después con la condesa y trataron seria­mente sobre el estado del colegio, al cual estimaban mucho los dos, cada uno desde su punto de vista. Como consecuencia del encuentro, el P. Dávila demostró la debilidad dialéctica de lo que le había escrito al P. General, cambiando rápidamente de idea y conviniendo con doña Inés que sería gran cosa transformar el colegio en una Universidad, dirigida a todos, pero especialmente a alumnos clericales. Porque como decía, «había mucha necesidad de clérigos de vida honesta y recogida, que tuvieran alguna noti­cia de Dios».

Para conseguir el ambicioso objetivo propuesto, eran necesarias varias e importantes mejoras como reforzar el curso de Artes o Filosofía, instalar alguna cátedra de Teología dogmática, traer más profesores y engrosar de modo notable la renta. La autori­zación para conceder grados dependía del Rey y del Papa.

Doña Inés pensaba que, con trabajo y entrega se podía lograr lo pretendido. De acuerdo con el colegio envió a Roma a un hombre de toda su confianza como el licenciado Cisneros, para que ini­ciase el diálogo con la curia vaticana y jesuítica. Se abrió un pro­ceso largo y tedioso porque había muchas personas implicadas, muchos intereses y porque el proyecto tenía cierta ambigüedad. Iniciados los trámites hacia 1570, duraron nada menos que 20 años entre las propuestas de Monterrei y las respuestas de Roma.

El Estudio general regiomontano estuvo a punto de constituirse en la segunda Universidad de Galicia. Pero no fue posible. Diversos condicionamientos legales, burocráticos y económicos dictaron sentencia. La renta cercana a los 2.000 ducados que se ofrecía desde Monterrei la toleraba de mala gana la Compañía y la rechazaba la Santa Sede. Por otra parte, el V conde don Gaspar de Acevedo, que había heredado el problema y lo vivía con gran interés, tuvo que abandonarlo para ir como virrey a Nueva España. Y así se marchitó una prolongada y acariciada ilusión. Como bien dice el P. Evaristo Rivera, “La Universidad que no pudo ser”.

¿Quiénes somos?

La Compañía de Jesús es una orden religiosa de la Iglesia Católica fundada en 1540 por san Ignacio de Loyola. Nuestra misión es el servicio a la fe y la promoción de la justicia en un mundo globalizado que vive un momento crítico. 17000 jesuitas desarrollamos nuestra misión en casi todos los países. En España somos 1100 y en Galicia 30.

¿Qué queremos?

Una de nuestros principales objetivos es formar personas, hombres y mujeres comprometidos en la transformación de nuestro mundo en una sociedad fraterna y justa y que puedan realizarse plenamente como personas en todos los niveles. Queremos formar personas capaces de interioridad y comprometidas con los hombres de nuestro tiempo, convencidos de que así estaremos generando un futuro mejor.

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